domingo, 19 de junio de 2011

ESTÉTICA MUERTA POR EMPACHO

Mi cabeza parece no querer abandonar las 2000 rpm mantenidas durante los últimos meses. Pero como un coche, cuando ya no "anda" cuesta arriba lo que hace es acelerar. Y aunque la velocidad no sea el verdadero peligro, sino la deceleración, siempre aporta riesgo. Y en este no parar neuronal he topado con temas diversos, reciclados algunos y novedosos otros. Muchas ideas, quizás demasiado impulsivas y poco meditadas, que podrían merecer unas líneas en este humilde púlpito. Púlpito que es válvula de escape.

Corría por la orilla del Ebro en una tarde soleada. Un atardecer sereno. El Sol poco a poco se acercaba a la línea del horizonte y las sombras crecían. Se alargaban. Las formas robadas al sol eran mayores que los propios objetos. Desde la lejanía observaba el Puente del Tercer Milenio y cuanto más me aproximaba más me sobrecogía. Las líneas definidas, sopesadas, comprendidas. Una obra en la que ningún detalle parece haber caído al azar, ni ser fruto de la rutina. El tamaño, el acabado, el anclaje, la materialización del apoyo... "No hay ética sin estética" reza un lema. Puede que la funcionalidad, la limpieza formal, la sencillez que aquí venimos reivindicando y sobre todo la serenidad. Frente al anhelo social de un Mundo basado en el sentimentalismo, que cada vez resulta más patético, y la demagogia debiéramos defender la calidad y la racionalidad. Y os aseguro que el resto del recorrido es un ejercicio de estética muerta por empacho de artificiosidad.

Saludos.

viernes, 10 de junio de 2011

CONCIERTO LÍRICO DE FELICITY LOTT

La tarde parecía no levantar cabeza en un día que debiera haber sido fenomenal. Y es que cuanto más ansiamos algo mayor es nuestro vacío cuando lo conseguimos. Pero a veces la vida nos tiene preparados algunos dulces, hoy he saboreado uno.

El concierto ofrecido hace apenas unas horas en el Real ha sido un auténtico placer. La música de Offenbach me resultó amable y fácil. Fácil en su sentido más positivo, fácil de escuchar. Quizás pudiese decir que simple y resultase igual de confuso. Me explico, la sencillez es un concepto algo denostado en esta sociedad tan neo-barroca que nos rodea. Neo-barroca disfrazada de minimalismo, pero perdida en el adorno, en lo accesorio y en la complicación innecesaria. Cultura que olvida el fin y se pierde en el sentimentalismo y la exageración. Y hoy, escuchando las oberturas interpretadas por la orquesta, he sentido que la belleza y la genialidad están mucho más cerca de lo sencillo. No creo que haga falta demasiada cultura musical para sentirse complacido, incluso entusiasmado, por una música tan amable a los oídos. Los pies querían moverse solos, los dedos percutían las piernas,... 

Pero el asunto no quedó ahí. Una buena música no es tal sin la debida aportación de los artistas. Pero aportación no solo técnica, hace falta intención. Y eso, precisamente eso, era lo que se respiraba hoy en la Casa de la Música. Ilusión, profesionalidad y buen humor. Lott y Fouchecourt interpretaron con un estilo que, desde mis parámetros, rozaba la perfección. Técnica vocal, timbre,... y sobre todo gracia. Era difícil evitar una sonrisa. 

Y entre todo este festival de buenos mariscos el público que llegaba sin demasiado entusiasmo se volcó decididamente desde el momento en que captó el estilo y la calidad de los interpretes. Bueno, y nuestra orquesta, que nunca nos defrauda, dirigida por Cambreling, otro bravo. El único pero quizás sea al paisano con pantalones cortos, zapatillas de running y olor a sudor reseco; tío, eso no... 

Un dulce para los sentidos.