viernes, 10 de junio de 2011

CONCIERTO LÍRICO DE FELICITY LOTT

La tarde parecía no levantar cabeza en un día que debiera haber sido fenomenal. Y es que cuanto más ansiamos algo mayor es nuestro vacío cuando lo conseguimos. Pero a veces la vida nos tiene preparados algunos dulces, hoy he saboreado uno.

El concierto ofrecido hace apenas unas horas en el Real ha sido un auténtico placer. La música de Offenbach me resultó amable y fácil. Fácil en su sentido más positivo, fácil de escuchar. Quizás pudiese decir que simple y resultase igual de confuso. Me explico, la sencillez es un concepto algo denostado en esta sociedad tan neo-barroca que nos rodea. Neo-barroca disfrazada de minimalismo, pero perdida en el adorno, en lo accesorio y en la complicación innecesaria. Cultura que olvida el fin y se pierde en el sentimentalismo y la exageración. Y hoy, escuchando las oberturas interpretadas por la orquesta, he sentido que la belleza y la genialidad están mucho más cerca de lo sencillo. No creo que haga falta demasiada cultura musical para sentirse complacido, incluso entusiasmado, por una música tan amable a los oídos. Los pies querían moverse solos, los dedos percutían las piernas,... 

Pero el asunto no quedó ahí. Una buena música no es tal sin la debida aportación de los artistas. Pero aportación no solo técnica, hace falta intención. Y eso, precisamente eso, era lo que se respiraba hoy en la Casa de la Música. Ilusión, profesionalidad y buen humor. Lott y Fouchecourt interpretaron con un estilo que, desde mis parámetros, rozaba la perfección. Técnica vocal, timbre,... y sobre todo gracia. Era difícil evitar una sonrisa. 

Y entre todo este festival de buenos mariscos el público que llegaba sin demasiado entusiasmo se volcó decididamente desde el momento en que captó el estilo y la calidad de los interpretes. Bueno, y nuestra orquesta, que nunca nos defrauda, dirigida por Cambreling, otro bravo. El único pero quizás sea al paisano con pantalones cortos, zapatillas de running y olor a sudor reseco; tío, eso no... 

Un dulce para los sentidos.

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