sábado, 28 de mayo de 2011

DOVE SONO I BEI MOMENTI

A la hora de la comida mi Santa Engracia querida se convierte en un escenario sin parangón. Un grupo de caballeros comen en una terraza. Llevan trajes brillantes, de esos que precisan de chaleco y gemelos. Con pañuelo a juego con la corbata, dos azules y una amarilla. Pelo ya casi cano por completo y esas arrugas en la cara propias de una senectud temprana, o una madurez tardía. Un plato de centro de mesa lleno de conchas cuasi paleozoicas con seres que todavía se mueven, sí, ostras. Beben champán en sus adecuadas copas, no alcanzo a ver la marca, pero firmaría por un Moët & Chandon.

Cerca de la marisquería una heladería nos ofrece los manjares propios del verano. Y sus mesitas al sol siempre llenas de enamorados que alternan besos con trocitos de helado. Batidos y señoras con los nietos. Perros de raza y señores con sombrero.

Giramos a la izquierda y dos niños juegan a la pelota. La acera se convierte en el campo con mejor césped de Madrid. Dos ancianos sentados en un banco, con boina de verano, hablan de cosas triviales con tono enfadado, luego ríen.

Giramos a la derecha. Un edificio espléndido con una alegórica reja. Subimos las escaleras. No queda en nuestro espíritu ni un ápice del soleado día. Dove sono i bei momenti?

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