lunes, 28 de junio de 2010

Die tote Stadt

Es martes. Acabo de terminar el último examen de mi cuarto curso. Los hombros dejan de sangrar tras un intenso año a las espaldas.
Salgo a pasear, la tarde es genial. El tiempo agradable y todo el mundo al que miro sonríe. Quizás sea yo. Paso por el Teatro Real, ¡es tarde de ópera! Colosal. Compro la entrada y me doy un paseo. Cervecita.
Fila 15, matrimonio a la izquierda y nadie a la derecha. "Querida..." le dice un caballero a la señora sentada a mi lado. Buf. Maravillosa composición orquestal. totalmente inesperado. La orquesta, paralelo a las últimas citas, perfecta. Totalmente en su lugar. Los cantantes, segundo reparto, no demasiado ajustados. El tenor no entró hasta el segundo acto, mejor las voces femeninas, pero la verdad es que los papeles no creo que dieran para mucho más.
Al salir del Teatro dejo el glamour a la espalda. Entro a McDonals y tres hamburguesas de un Eurillo.

Perfecta tarde, perfecto.

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