lunes, 22 de noviembre de 2010

LA VIDA MODERNA

Cosas de la vida moderna. Ya el frío arreciaba en clase. Llevábamos varios días con el abrigo, la bufanda y los guantes en el pupitre cuando se me ocurrió mirar las ventanas. Increíblemente estaban abiertas. La siguiente mañana la tiritona era intolerable, al girarme pude advertir que seguían igual. Supongo que ninguno de los sufridores pensábamos que la solución estaba en nuestra mano. Me levanté y una a una fui cerrando todas las ventanas. Ahora hay mucha gente en manga corta.
Hoy hemos vivido otro acontecimiento planetario. Una profesora alargaba excesivamente la clase, de hecho algunos compañeros ya abandonaban el aula. De repente se encienden las luces y deja de verse la pantalla. Cual fue mi sorpresa al vislumbrar al bedel riéndose mientras realizaba tal hazaña. La sorpresa se convierte en indignación. Lo peor es que se comporta así por tratarse de esa profesora, seguramente, si hubiese sido alguno de nuestros altivos profesores no se habría atrevido, pero ella no le iba a reprender. Cual niño pequeño. Lamentable.
Se indignan cuando los portátiles de los profesores no funcionan, se burlan y parece que tengamos que acabar las clases antes para que puedan irse a su casa. Donde vamos a parar, creo que si nos podemos permitir ese lujo es para que el funcionamiento de la Escuela sea óptimo. Indignante el reflejo de la sociedad.

1 comentario:

  1. Cuanta razón en tan pocas palabras.
    El débil, siempre ataca al que ve más débil.
    El fuerte intimida, el altivo asusta.
    Si de mi dependiera, nuestra amada escuela tendría una reforma planetaria.
    Afortunadamente para el resto del mundo, mi poder es nulo.

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