martes, 26 de octubre de 2010

PROSTITUTAS DE LUJO

La entrada de hoy es algo distinta de lo habitual.
La clase de Caminos fue algo singular. Mucha gente hablaba en susurros y el público en general parecía poco interesado en lo que allí se exponía, yo estaba con los cinco sentidos. Embebido en una vorágine de matrices de origen destino y con unas ecuaciones más o menos sencillas la profesora se esforzaba por hablarnos de la situación real en nuestro país. Nos hablaba del poco respeto que se tiene por los técnicos, de como las decisiones se toman, en todas las Administraciones, por motivos políticos y de como los Ingenieros de Caminos se ven acosados por el poder. Y así, de los dilemas morales que puede acarrear el ejercer una profesión tan digna como sacrificada. Nos hablaba de las destituciones y de la inercia natural del ingeniero por el ascenso y el sueldo. Porque es muy fácil teorizar desde una cafetería o desde mi ordenador sobre la altura ética, pero la realidad es que mañana comes o no. La profesora en un momento dado dijo: "vosotros, el día de mañana no tendréis quebraderos de cabeza por los problemas técnicos que aquí os enseñamos a resolver, para ello estaréis capacitados; lo que os quitará el sueño son los problemas de gestión y sobre todo las decisiones, porque todos vosotros, en diez años estaréis en esa situación" (no tengo tanta memoria para una cita textual pero venía a decir algo así). Y así salí a la cafetería con un sentimiento encontrado entre la esperanza y la ira. No es casual que, aun cuando parecía que allí nadie escuchaba, el amigo Pablo, al terminar la clase, se me acercase con cara de preocupación y me preguntase qué me parecía. Supongo que ambos adolecemos de algún tipo de enfermedad.
Y con todo ello me siento en el autobús de vuelta a casa para la comida. La cabeza se separa del cuerpo y se pierde en su propia vida. En ese estado recuerdo el monólogo de las ocho del señor Herrera sobre los Funcionarios del Estado. Repasa las declaraciones del dueño de Mango, el cual defiende la diferenciación salarial en función de la productividad y la conveniencia de posibilitar el despido de los puestos a cargo del erario público. Herrera señalaba la importancia de evitar que los políticos entraran a decidir sobre el Cuerpo de Funcionarios. Lo que le faltaba al país sería que el alcalde de turno vendiera los puestos de jardinero o administrativo. Que el Ministro de Fomento decidiese quien trabajaba allí. Cierto es que algunos estratos del conjunto de funcionarios presentan una productividad baja, pero no todos. Funcionarios también son los maestros y profesores, los médicos,... y los ingenieros del ministerio. Con sus oposiciones y competencia necesaria para tomar el cargo. Y gracias a este inmovilismo conseguimos la independencia para tratar de imponer criterios técnicos y no políticos. Y así se hilaba con la clase.
Ahora, repasando las notas mentales recuerdo una conversación con un ex-altocargo del Ministerio. Me hablaba sobre la ruptura entre el grupo de asesores del ministro de turno y el Cuerpo de Funcionarios. Señalando, incluso, la fortaleza que aporta el que puedas decir lo que es técnicamente más correcto sin que por ello te vayan a destituir al siguiente día. 
No sé si se puede llegar a alguna conclusión con todo lo anterior. Supongo que si nos hace pensar es suficiente. Estoy seguro de que ninguno de los tres me leerá, pero les agradezco desde aquí que colaboren a enriquecerme como persona, y por qué no, como futuro profesional. 
Lo difícil será saber donde termina la necesidad de acuerdo (intrínseca a toda sociedad) entre técnicos y políticos y comienzas a convertirte en una prostituta de lujo.
Saludos a todos.

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