miércoles, 5 de enero de 2011

HUMEANTES ACLARACIONES

En esta entrada fantasma, etérea y humeante trataré de aclarar un post anterior. No me es de agrado justificar mis opiniones, porque son sólo eso, opiniones. Y las opiniones vienen y van, mutan, se transforman y se enderezan. Las opiniones eternas dejan de ser opciones para ser imposiciones. Y ese, el de la mano dura con las opiniones, no es mi estilo. Aun con ello, y ya por segunda vez, me toca (por responsabilidad y amistad) aclarar alguna de las ideas aparecidas por aquí.

Se trata de la entrada anterior titulada "Si hueles mal es que estás sucio". En ella pretendía ilustrar, en ese estilo excesivamente literario que trato me caracterice, mis opiniones sobre la nueva "ley antitabaco". Ahora seré más preciso, no con ello intentaré convencer a nadie (es un propósito del año), sino evitar confusiones. El objetivo de la ley me parece correcto y loable. Como ya apuntaba en otro post anterior, la libertad del individuo debería ser discutida allá donde invada los derechos de otro. Pero de lo que no me veo tan convencido es de su aplicación. De la forma en que se ha llevado a cabo. Y sobre todo de la utilización política de la misma. Y es que yo creo que los Estados policiales o represivos en los que los ciudadanos se convierten en dedos acusadores recuerda a regímenes anteriores. A tiempos en los que no podías opinar o actuar por miedo a los delatores. El Estado de Derecho viene propiciado por una fraternidad (otra de mis claves) entre ciudadanos y por un buen funcionamiento de las Instituciones Judiciales y de Seguridad, como son sus Cuerpos de Policía y Guardia Civil. Si la denuncia anónima no se permite para otro tipo de delitos mucho más graves no parece adecuada tampoco para esto. Y mucho menos fomentarla. Y, amigo, el chivatazo es lo que funcionaba en España en otros tiempos y en Cuba en la actualidad.

Seguramente mañana mi opinión será distinta, alguien me explicará las ventajas de que nos acusemos unos a los otros por fumar y no por estafar a Hacienda. Y entonces vislumbraré las ventajas del sistema.

Al margen del tema dejaré dos flores al pie del camino. Primera, gracias por descubrirnos la importancia del lenguaje, de la comunicación y de la corrección gramatical. Segunda, todavía te debo el café del último descanso. Recuerdo que dije "eh, pídeme un descafeinado..." y lo tomé como si lo hubiese pagado, la confianza da asco (y más la amistad).

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