domingo, 16 de enero de 2011

LOS TIPOS DUROS NO CAMINAN DE PUNTILLAS

Es muy tarde y no sé por qué estoy aquí.

Caminaba en la noche hasta alcanzar el portal. Tras abrir la pesadísima puerta de forja y subir la cochambrosa escalera llego al hogar. Vasito de agua. Me quito los zapatos y coloco la ropa sobre la silla, no hace frío. Me tumbo en la cama y leo, prensa y blogs. Me siento extraño.

Creo que ya estoy entendiendo el problema. Ya sé de donde procede esa agonía y por qué me siento siempre tan perdido en estas fechas. He visto la razón por la que me duele el estómago a diario y no tengo seguridad ni confianza en casi nada. Y todo eso lo he comprendido en una secuencia tan simple como la arriba comentada. No he ido a terapia, ni llamé al programa de mi admirado Dr.Crane, Frasier.

Parece todo tan sencillo, sólo hacía falta descubrirlo. Ahora regresa la incertidumbre, ¿y si al despertar lo he olvidado? ¿y si al amanecer todo vuelve a su no sitio? ¿y si la noche me confunde?

Mañana lo sabré...

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