Yo no sé si soy el único, pero la sensación tras la llegada de sus majestades es siempre confusa. Este año se presenta una dicotomía entre la alegría y emoción por lo recibido y la sensación de fallo por alguno de los presentes entregados. Y es que es difícil acertar y no siempre mides las fuerzas de tu "contrincante".
Recibí una bufanda muy calentica, un cinturón para sortear la crisis, un edredón hecho a mano y un batín para el hogar. Regalos prácticos y serios, me da que pensar. Ya no me regalan bolígrafos, ni mochilas. Tampoco discos o libros. Es curioso... tampoco juegos de mesa, ni ropa deportiva, ni raquetas para el tenis, ni peluches, ni gi-joes, ni action man, ni coches, ni el parking, ni play mobil, ni legos, ni el pilotino o el gusilud. Todos son ya cosa del ayer, hasta el robot Emilio (¡qué majo!).
Y por mucho que digan los progres modernos y los carcas agarrados, a mi me gusta recibir y, sobre todo, dar regalos. Porque acertará mucho o poco, serán caros o baratos,... pero lo importante es que han pensado en ti y tú en ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario