Vuelve a ser sábado y vuelvo a estar sentado en esta misma silla, mejor dicho, sillón. Escucho Radio Clásica, una de las cosas buenas que por ser gratuitas no damos importancia. Y nada, estudiando la Ley de Paris para la propagación de grietas por fatiga. Interesante, como todo.
Ayer cené en casa de unos amigos. Prepararon fajitas de pollo y un Rioja blanco, bueno todo. Y en estas que empezamos a hablar. Supongo que mis amigos adolecen del mismo tipo de distorsiones psico-mentales que yo. Arreglamos varias veces España y si nos hubiesen dejado el Mundo entero. Si digo la verdad fue provechoso, pero solo saqué una idea en claro (que puede ser más que suficiente), las posiciones cerradas, las posturas inamovibles y sordas llevan a situaciones absurdas. Absurdas como la política energética del país (o mejor dicho la no política), la educación parcial o la tendencia creciente a demonizar ciertas opiniones. Con todo, regresé a casa y tras un intento frustrado de estudio, me metí en la cama. Dormí. Y desperté con una inquietud, mirar la prensa. No había prestado atención al desastre oriental.
Hoy he leído los periódicos y he visto fotos. También algún video, incluso escuché al profesor que me introdujo en las maravillosas ecuaciones de Lamé hablando sobre las medidas estructurales frente al sismo. Haciendo un inciso diré que cerrar las clases dando las gracias, como don Pablo hacía, me parece el paradigma de la educación y el saber estar. Y todo ello me ha removido por dentro. Tanta destrucción me apena. Pienso que Japón es un gran país y tiene medios para enfrentarse a la realidad. Quizás sea la empatía lo que me hace reaccionar. Es triste, pero me afecta más un terremoto en Japón, o en Chile, que en Haití. Sé que no debiera ser así, pero el ser humano es irracional...
Y aquí, con mis historias, me quedo. La casa huele a Durum. Durum español, los turcos no tenían nada que ver con esto, lo digo de corazón.
"Las maravillosas ecuaciones de Lamé"... es pasarse un poco... ¿no?
ResponderEliminar